Discurso de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero
En unas horas, que ya es en este momento, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, rendirá la protesta que la Constitución le ordena, ante el Honorable Congreso de la Unión.
Culmina la etapa de transición entre el gobierno que acaba de concluir y el que inicia.
Hoy comienza la Cuarta Transformación de la República, que encabeza el nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Quiero agradecer sinceramente a mi amigo, y subrayo, mi amigo de tantos años, el maestro Alfonso Navarrete, así como a sus colaboradores su amabilidad, su buena disposición y voluntad de cooperación para los trabajos de entrega-recepción de la Secretaría de Gobernación.
Lo hago a nombre propio y de los tres Subsecretarios que me acompañan, el licenciado Zoé Robledo; el licenciado Alejandro Encinas, y la maestra Diana Álvarez.
La periódica renovación del gobierno es uno de los elementos de democracia.
Hoy da inicio el cumplimiento del mandato popular que se manifestó en las urnas el pasado mes de julio.
Como Secretaria de Gobernación, como responsable de la Política Interior, habré de cumplir con las responsabilidades que la Constitución y la ley me asigna y ejerceré, plenamente, las facultades que se me confieren.
La gobernabilidad democrática es nuestra tarea. La cumpliremos apoyados en los principios y valores de la República, los que consagra nuestra Constitución en su artículo 40:
República representativa, democrática, laica, federal, compuesta por los Estados libres y soberanos en todo lo que se concierne a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental. Así lo mandata la Constitución.
A estos principios que son resultados y herencia de las luchas de nuestro pueblo, habremos de sumar los que la Cuarta Transformación aportará.
El primero de ellos, el de la democracia participativa y sus instrumentos.
Son numerosos y complejos los retos que tenemos que afrontar.
Lo haremos con fortaleza, con la fortaleza que otorga al nuevo gobierno la voluntad popular.
Lo haremos privilegiando siempre el diálogo; escuchando a todos, a mayoría y minorías, pues en democracia todas las opiniones pueden expresarse y todas merecen ser atendidas.
No quiero terminar sin dar las gracias a todos los aquí presentes. De mi parte, muy especial, a mi familia, a mi esposo, a mis hijos, a mis hermanos, a mis hermanos políticos, a mis amigos.
Esta noche es tan importante para mi vida personal como servidora pública.
Y por último, la política interior de este país tendrá una visión distinta: la de los ojos de una mujer.