Expectativa migratoria
Alejandro Encinas Rodríguez
Los cambios anunciados en la política migratoria de la administración del presidente Joe Biden, han despertado una expectativa creciente en la población migrante, particularmente en el triángulo norte de Centroamérica.
Sin embargo, el suspender el programa que permitía a los solicitantes de refugio en los Estados Unidos permanecer en territorio mexicano en espera del fallo de la autoridad norteamericana; anunciar que se aprobará un número importante de solicitudes de asilo, y suspender la construcción del Muro, insignia de la administración Trump, son medidas insuficientes que, lejos de dar certeza de la apertura migratoria en ese país, generan una falsa expectativa que ha detonado un incremento significativo en el flujo migratorio por nuestro país.
Ello se conjuga con los factores tradicionales que originan la movilidad regional, y con los impactos negativos generados por la pandemia, en particular los estragos en la economía de la región, que han profundizado la desigualdad y la pobreza en la región, de la mano del incremento en la violencia delictiva; de los problemas derivados de desastres naturales y de conflictos políticos, que como en el caso de Haití y otros países, alientan el incremento en el movilidad de las personas en busca de otro tipo de oportunidades.
Este repunte migratorio se puede constatar con la información sobre las detenciones de personas migrantes en la frontera sur de los Estados Unidos, las cuales, durante febrero del presente año alcanzaron a 99 mil 690 personas, de las cuales 59 por ciento son centroamericanos.
En lo que respecta a nuestro país, se registra un mayor ritmo en el acceso a distintos instrumentos para garantizar una migración regular, es el caso de las visas de visitante regional que al 15 de marzo se ha otorgado cerca de 12 mil, es decir mas de la tercera parte respecto a 2020; al igual que las visas por razones humanitarias, que hoy suman más de 76 mil personas, así como las cerca de 111 mil visas a las personas retornadas de Estados Unidos.
Cabe destacar el crecimiento en las solicitudes de refugio y protección complementaria, que en los últimos tres años suman más de 125 mil solicitudes, situación que mantendrá un crecimiento sostenido, comprendiendo a la vez, a un mayor número de nacionalidades, inclusive de otros continentes.
Cabe destacar, que el rasgo distintivo de este flujo migratorio, es la presencia creciente de familias muy jóvenes, con padres adolescentes, hasta con dos hijos, en condiciones de precariedad y gran vulnerabilidad. Se trata en su mayoría de gente muy humilde. Los pobres de los pobres; quienes no tienen más opción que abandonar el lugar donde nacieron.
Por ello son insuficientes los cambios y medidas hasta ahora anunciadas por el nuevo gobierno norteamericano. Se requiere dar certidumbre respecto de acciones que asuman un nuevo enfoque para atender el fenómeno migratorio, atendiendo las causas de origen, lo que implica dejar atrás las acciones punitivas de control, para asumir como eje fundamental, el necesario desarrollo del triángulo norte de Centroamérica y la frontera sur de México, y su integración económica. Lo que exige, además de la cooperación internacional, del compromiso de los países expulsores para encarar las causas que motivan la salida de las personas, sin generar falsas expectativas. (Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración)