Emergencia sanitaria y migración

Alejandro Encinas Rodríguez

Los cambios registrados en la movilidad humana derivados de la pandemia y de las medidas que se han implementado para enfrentarla, han impactado en el ámbito migratorio con severas consecuencias en la economía nacional y en el desarrollo de la región.

La caída en el registro de personas que ingresan a territorio nacional durante los primeros cuatro meses del año da cuenta de la magnitud de este impacto. Por ejemplo, durante el mes de enero ingresaron por vía aérea a nuestro país, 2 millones 400 mil personas, para el mes de abril, la cifra cayó a 54 mil 500 personas; en lo que respecta a los ingresos vía marítima, la cifra pasó de 444 mil ingresos a 6 mil 800 personas en el mismo periodo, en tanto que los ingresos a nivel terrestre, pasó de 430 mil a 50 mil personas, tendencia que se mantiene de manera consistente a la baja durante el mes de mayo.

Ello tiene que ver tanto por el cierre de fronteras en once países de América Latina y el Caribe, entre éstos: Costa Rica, Cuba, Haití, Honduras El Salvador; el cierre parcial en Guatemala, así como por la cancelación de vuelos comerciales: United Airlines redujo sus vuelos en un 50 por ciento; Aeroméxico dejó en tierra una tercera parte de su flota aérea, disminuyendo en 35 por ciento la red doméstica y en 50 por ciento la red internacional; Interjet suspendió sus vuelos internacionales. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) ha estimado que, para el mes de junio, habrán sido cancelados 1.1 millones de vuelos a nivel mundial.

El fenómeno se replica en la migración irregular de personas. Datos de la Agencia Customs and Border Protectión de los Estados Unidos (CBP), dan cuenta de la caída en el número de detenciones en la frontera sur de ese país, al pasar de 36 mil 600 en enero a 10 mil 400 al 16 de mayo. En tanto que, en los 86 albergues para personas migrantes en nuestro país, se registró una ocupación de 2 mil 588 personas en enero, mientras que, para el 21 de mayo, la ocupación fue de 336 personas.

Por otro lado, la emergencia sanitaria ha incrementado la demanda de diversos instrumentos migratorios y de protección internacional, en particular las solicitudes de refugio suman 88 mil 532 requerimientos; las visas por razones humanitarias suman 36,519; las visas de visitante regional alcanzan a 98 mil 154 personas; las correspondientes a trabajadores fronterizos, 12 mil 194, y la atención a migrantes centroamericanos retornados de Estados Unidos a más de 99 mil personas.

El desenlace de la emergencia sanitaria obligará a adoptar medidas extraordinarias para atender un fenómeno migratorio ahora contenido por la pandemia, pero el regreso a la nueva normalidad tras sus impactos negativos en la economía mundial y de la región, detonarán mayores demandas y exigencias de personas afectadas por el desempleo y la falta de oportunidades.

Desde un inicio, tras la suscripción del Pacto Mundial para la Migración en Marrakech en diciembre de 2018, para garantizar una migración ordenada, regulada y segura, el Gobierno de México ha insistido en establecer un nuevo paradigma en la política migratoria a partir de reconocer que México ha dejado de ser un país de tránsito y expulsión de personas migrantes, para convertirse en un país de destino y retorno, por lo que el eje de una nueva política migratoria debe ser la integración y el desarrollo de la región, garantizando el ejercicio y respeto de los derechos humanos de las personas migrantes. Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración)

By |2020-05-26T15:45:11+00:00May 26th, 2020|articulos, home|